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11 de octubre de 2014

LA GUERRA SANTA DEL ISLAM

                   LA GUERRA SANTA DEL ISLAM 

Dos chicas austriacas Samra Kesinovic, de 17 años, y Sabina Selimovic, de 15, que habían viajado a Siria el pasado mes de abril desde Viena para unirse al esfuerzo yihadista del Estado Islámico,han decidido volver a su país, "decepcionadas" con lo que han visto y el trato que les han dispensado sus anfitriones en Raqqa,  y el "estado de vida" que llevaban allí. Aunque NUNCA DIERON SEÑALES DE HABERSE CONVERTIDO AL ISLAMISMO.
Es lo que le han contado a sus familias gracias a el contacto que mantienen con ellas a través de las redes sociales. El problema es que ahora su gobierno no les deja regresar, aunque vuelvan embarazadas las dos, como han declarado.
Por si fuera poco, informaron en Facebook que ahora están casadas y cuáles son sus inquietantes planes: "No tenemos miedo de la muerte. La muerte es nuestro objetivo". Sin embargo, no está confirmado que hayan sido ellas las autoras de los tétricos mensajes.
Sus familias aseguran que han sido víctimas de un "lavado de cerebro", pero les cuesta dar crédito a los textos aparecidos en la red social. "Eso no lo han escrito ellas, han tenido que ser otras personas", afirma el tío de Sabina. Su padre ha mostrado a través de un comunicado su angustia y ha llamado a la colaboración ciudadana: "Estamos desesperados. Pedimos a todas las personas que nos ayuden a encontrar a nuestras niñas".
El Estado Islámico las usó como propaganda para atraer a otros jóvenes parados y desilusionados del mundo árabe con la promesa de armas, chicas y riquezas. Samra y sabina aparecen en vídeos de reclutamiento, disparando AK47 y jurando lealtad a su dios: "No os preocupéis por nosotras. Serviremos a Alá y moriremos por él", fue la nota que dejaron a sus padres antes de partir a la 'guerra santa'.
Las autoridades austriacas han advertido que sus propios captores ya no les dejarán abandonar el lugar en el que están y la labor que les han encomendado, sobre todo después de que toda esa propaganda las haya hecho famosas. El Estado Islámico sabe que dejarlas marchar y que puedan contar lo que han visto le perjudica.

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